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¿Cómo será la fábrica del futuro? ¿Habrá personas en las fábricas? Tal vez las líneas de producción funcionen de forma totalmente automatizada, con calendarios bien definidos, autodiagnosticando problemas y eliminando sus propios residuos. Una segunda máquina se encargará del control de calidad, y luego todo estará listo para ser embalado y enviado en camiones eléctricos autoconducidos.
¿Y las oficinas y los grandes edificios? Tal vez serán controlados por redes todopoderosas de sensores. Pulpos tecnológicos que decidirán cuándo encender las luces y el aire acondicionado, vaciar los cubos de basura o fregar el suelo basándose en los datos de los sensores. Las tiendas de los centros comerciales tendrán una caja automatizada y, si tienes suerte, podrás enviar a tu propio robot personal a hacer la compra y coger papel higiénico.
Por ahora, todavía suena distópico. Pero la fábrica automatizada es exactamente hacia lo que avanza la Industria 4.0, y la tecnología de sensores ya se aplica ampliamente en Facility Management. Estamos justo en medio de la primera ola de IoT, experimentando el auge de la analítica basada en la nube y una conectividad sin precedentes. Pero solo estamos empezando a comprender el potencial de los Big Data y la tecnología avanzada.
En la década de 2020 se producirá una segunda oleada. Llegará la era de la realidad aumentada, en la que la tecnología se integrará a la perfección en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. Y entonces daremos nuevos pasos hacia la automatización, allanando el camino para una tercera ola: las máquinas autónomas e inteligentes de la década de 2030.
¿Cómo encaja el Facility Management en todo esto? ¿A qué retos se enfrentará? ¿Llegará a ser totalmente remoto? O lo que es peor, ¿se automatizará hasta el punto de dejarte sin trabajo?
La pandemia de COVID-19 hizo que millones de personas se alejaran de su puesto de trabajo habitual. Edificios de oficinas, hoteles, restaurantes, centros comerciales e incluso escuelas se quedaron vacíos. El trabajo a distancia ha cobrado protagonismo durante la crisis y, de hecho, la pandemia aceleró 25 veces la adopción del trabajo a distancia. Lo que sucederá después es incierto, pero existe la posibilidad de que algunos nunca vuelvan a su lugar de trabajo físico.
El trabajo remoto proporciona más flexibilidad y libertad de movimientos a los empleados. Al mismo tiempo, el comportamiento de los consumidores también está cambiando tan rápidamente que, para muchas marcas, las oficinas o tiendas físicas son un mero complemento de su fuerte presencia digital. Por supuesto, esto plantea un reto a los facility managers: ¿qué harán con todos esos edificios desiertos?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que incluso los edificios cerrados necesitan su mantenimiento. De lo contrario, son vulnerables a nivel de seguridad. Lo que ocurre durante los cierres, sin embargo, es que proporcionar comodidad -una de las principales tendencias en FM de los últimos años- baja en la lista de prioridades. Si no hay nadie, la principal preocupación es mantener el fuerte hasta que llegue alguien.
Esto nos lleva a la segunda cosa a la que deben aferrarse los facility managers y los encargados de mantenimiento. Aunque los edificios sigan vacíos por ahora, y aunque las oficinas nunca tendrán la misma densidad de trabajadores en sus puestos de trabajo, la gente no se aislará en sus oficinas domésticas para siempre. El crecimiento de los lugares de co-working en el Reino Unido en los últimos años -y una tasa de crecimiento prevista del 21,3% a partir de 2021- muestra claramente que no a todo el mundo le gusta, o tiene espacio, para trabajar desde casa. Los equipos seguirán queriendo reunirse.
¿Qué exigirán entonces al FM? Si últimamente se había puesto el acento en la comodidad, ahora podría pasarse a la seguridad y el bienestar: más distanciamiento, menos ocupación, mejor gestión de los niveles de luz, temperatura y humedad, sincronización con los ritmos circadianos y mejores planes de contingencia. Además, no olvidemos la sostenibilidad. Los facility managers europeos tienen sobre sus hombros el peso de la eficiencia energética hasta 2030. Y, muy probablemente, tendrán que llegar a cero residuos mientras tanto. Son tiempos de cambio, sin duda, pero los gestores siguen teniendo mucho trabajo.
La City de Londres permaneció inquietantemente vacía durante el gran cierre de 2020.
Una antigua sala de control soviética
Durante años, los gestores e ingenieros han confiado en las hojas de Excel. (Breve apunte de realidad: en 2016, alrededor del 45 % de los facility managers seguían confiando en hojas de cálculo). ¡Y eso ya era una mejora con respecto al lápiz y el papel! Infraspeak fue la primera plataforma de FM y mantenimiento del mundo basada en la nube y con tecnología NFC, y eso fue solo en 2015. ¡Hemos recorrido un largo camino desde entonces! Entre otras cosas, el software basado en la nube dejó obsoletas las salas de control y permitió a los gestores vislumbrar por primera vez el trabajo remoto.
Lo que viene a continuación es una revolución aún mayor en la forma de enfocar el trabajo en equipo y el propio lugar de trabajo. Con el aumento de la digitalización, se realizarán más actividades a distancia. El sector de la gestión remota de activos, valorado en 16.500 millones de dólares en 2020, tendrá un valor de 32.600 millones de dólares en 2025. Esto mejorará la precisión, la flexibilidad, el cumplimiento y la recopilación de datos en tiempo real.
Los mayores cambios pueden atribuirse a la automatización y la inteligencia artificial (IA), que pueden dividirse en cuatro categorías:
Requiere interacción humana
No requiere interferencia humana
IA estática
Inteligencia asistida:
proporciona información para realizar tareas más rápido y mejor. Esto se basa en sistemas conectados, datos de sensores, análisis, robots e IIoT.
Inteligencia automatizada:
incluye la automatización de tareas manuales y rutinarias. Esto ya existe
IA adaptativa
Inteligencia Aumentada:
sofisticados sistemas de IA que aprenden y mejoran a partir de sus interacciones con los humanos. La Inteligencia Aumentada es el principio de los sistemas adaptativos, que aún no hemos conseguido.
Inteligencia Autónoma:
consiste en sistemas de IA que pueden adaptarse a diferentes situaciones y actuar de forma autónoma, que es el objetivo de la Industria 4.0.
IA estática - Requiere interacción humana
Inteligencia asistida:
proporciona información para realizar tareas más rápido y mejor. Esto se basa en sistemas conectados, datos de sensores, análisis, robots e IIoT.
IA estática - No requiere interferencia humana
Inteligencia automatizada:
incluye la automatización de tareas manuales y rutinarias. Esto ya existe, pero se perfeccionará y ampliará a más y más tareas.
IA adaptativa - Requiere interacción humana
Inteligencia Aumentada:
sofisticados sistemas de IA que aprenden y mejoran a partir de sus interacciones con los humanos. La Inteligencia Aumentada es el principio de los sistemas adaptativos, que aún no hemos conseguido.
IA adaptativa - No requiere interferencia humana
Inteligencia Autónoma:
consiste en sistemas de IA que pueden adaptarse a diferentes situaciones y actuar de forma autónoma, que es el objetivo de la Industria 4.0.
Empieza un nuevo día. Puedes ir a la oficina o estar en otro lugar del mundo: tú eliges. Enciende el ordenador, siéntate y comprueba qué está pasando en ese momento en cada instalación. Comprueba qué equipos funcionan correctamente o si el aire acondicionado se ha sobrecalentado. Asigna un robot para que haga una inspección y conéctate a tu GoPro remota para verlo en directo. Reúnete con tu equipo. Pide una impresora 3D adicional para que puedan imprimir más rápido nuevos materiales o herramientas. Y vete a casa. O simplemente apaga el ordenador. ¿Nos hemos equivocado mucho? En unos años nos lo dirás.
En su mayor parte, el facility management pasará a ser remoto en las próximas décadas. Los técnicos seguirán necesitando estar in situ para algunas tareas, y alguien tendrá que colocar los equipos en su lugar, pero pasarán días sin necesidad de hacer “check-in” en persona. Así es como sucederá:
Los sensores discretos realizarán un seguimiento automático de los datos, en lugar de requerir que los técnicos los introduzcan manualmente. La recopilación de datos mejorará el software de simulación, proporcionando información fiable y relevante para la resolución de problemas y la toma de decisiones. Se acabó el ensayo y error en la gestión del almacenamiento o la distribución de las instalaciones, por ejemplo.
Esta tecnología ya existe hoy en día, pero no siempre podemos dar sentido a todos los datos recopilados, y no todas las fuentes de datos están debidamente integradas. El gran reto a corto plazo es reforzar las infraestructuras informáticas y centralizar las operaciones en plataformas integradas. Las redes tienen que ser de alta velocidad, capaces de gestionar cientos de dispositivos conectados al mismo tiempo, y evitar accesos no autorizados.
Ningún sector es inmune a la automatización. Desde el servicio de habitaciones hasta las cadenas de producción, las tareas mecánicas están a punto de desaparecer por completo. Y como las máquinas no se cansan, los facility managers tendrán que adaptarse a un lugar de trabajo que funciona a todo vapor 24 horas al día, 7 días a la semana. Las empresas esperan que el FM les ayude a extraer la máxima productividad y rentabilidad de sus inversiones.
La buena noticia es que el mantenimiento predictivo será un hecho para entonces. Los ingenieros de fiabilidad controlarán los datos a distancia para predecir fallos y evitar interrupciones del servicio. Algunos equipos rastrearán sus propios datos y se desconectarán o autodiagnosticarán cuando se produzca un problema, activando alertas.
Se utilizarán drones, GoPros operados a distancia y robots para la asistencia remota. Los ingenieros de fiabilidad los utilizarán para seguir las operaciones cotidianas y hacer recorridos virtuales por las instalaciones.
La misma tecnología puede utilizarse para que personal más experimentado o incluso fabricantes participen en operaciones delicadas y proporcionen instrucciones paso a paso. Quienes gestionen varias instalaciones podrán estar en varios sitios a la vez, sin moverse de su escritorio. Los desplazamientos y transportes innecesarios, dos de los ocho desperdicios del lean, se reducirán al mínimo. Además, como todavía no hay muchos profesionales cualificados en máquinas avanzadas y robótica, ésta es una buena solución para aprovechar al máximo su tiempo.
Para disminuir los residuos electrónicos, la UE ha exigido recientemente a los fabricantes que desarrollen aparatos electrónicos con un mayor grado de “reparabilidad”, lo que también afectará al mercado británico. Cuando despegue la fabricación aditiva (impresión 3D), las marcas podrán ofrecer plantillas para imprimir piezas de repuesto y realizar reparaciones más rápidas.
Hay varias ventajas para los facility managers, como un MTTR más bajo, una gestión de existencias más sencilla, menos downtime y, potencialmente, una huella ecológica menor. También alterará la cadena de suministro y hará que las empresas sean más autosuficientes.
Las pequeñas empresas pueden optar por programas de alquiler o pay-per-use (“pago por uso”) para seguir siendo competitivas sin salirse del presupuesto. Los proveedores pueden controlar el uso y el rendimiento de los equipos inteligentes a través de la conectividad, convirtiendo la maquinaria y el mantenimiento en un servicio.
Si el rendimiento no se ajusta a las expectativas, las empresas pueden deshacerse de ellos sin que eso suponga una pérdida financiera. Para los directivos que se encuentran constantemente tomando decisiones difíciles, esto supone un respiro.
A lo largo de la historia, la imagen de los robots y la tecnología avanzada ha oscilado entre los extremos. La clásica película muda alemana Metrópolis (1927) imaginaba un futuro de clases sociales divididas: mientras los gerentes dirigían la ciudad desde sus rascacielos, los trabajadores y técnicos subterráneos operaban y mantenían las máquinas que la impulsaban.
En la Unión Soviética, los robots se percibían como simpáticos, una muestra de destreza tecnológica, e inspiraban juguetes infantiles. De hecho, incluso en el Reino Unido, esperábamos que la tecnología y los robots se tradujeran en una mejor conciliación de la vida laboral y familiar y más tiempo de ocio. Pero, en los últimos años, estamos temiendo ser presa de nuestras propias creaciones. ¿Acabarán los robots por dominarnos y ser más listos que nosotros? ¿Lucharán contra nosotros? Y la gran pregunta: ¿NOS ROBARÁN LOS ROBOTS NUESTROS PUESTOS DE TRABAJO?
Dado todo el revuelo en torno a la Industria 4.0, es casi imposible disociar la automatización de la fabricación. De hecho, la industria de fabricación ocupa el cuarto lugar entre los sectores con mayor riesgo de automatización. La industria automovilística es uno de los sectores con mayores niveles de automatización, seguida de la eléctrica/electrónica, el metal y la maquinaria.
Otros sectores que están experimentando un rápido aumento de la automatización son el transporte, el almacenamiento, los servicios de alojamiento y alimentación (hostelería), mayoristas, minoristas y reparación de vehículos. Resulta que incluso Ferrero Rocher, el dulce festivo favorito de los británicos, ¡ya se fabrica con maquinaria! En FM y Mantenimiento, la automatización variará necesariamente de un sector a otro.
Riesgo de automatización
Aunque automatización no es estrictamente sinónimo de robots, se alimentan mutuamente. En 2017, el Reino Unido tenía 85 robots por cada 10.000 trabajadores, por debajo de la media europea de 105, pero a la par con la media mundial. Corea del Sur se situó a la cabeza, con 710 robots por cada 10.000 trabajadores. Los empleos poco cualificados son los que presentan mayor riesgo de automatización.
Número de robots industriales instalados por cada 10.000 empleados en la industria de fabricación en 2017
Media América
Media Europa
Media Asia
Media mundial
Utilizar la automatización en lugar de mano de obra humana elimina riesgos de seguridad, ahorra tiempo en mantenimiento preventivo o de localización de averías y disminuye la probabilidad de error. Como resultado, la mayoría de las empresas experimentarán un aumento del tiempo de actividad y de la productividad.
Piénsalo un momento. ¿Recuerdas lo que decíamos antes sobre la seguridad, cuando hablábamos de los lugares de trabajo? Un robot de limpieza no se “pasa una parte por alto” (calidad). Siempre realizará su trabajo de la misma manera (rendimiento), a cualquier hora del día (disponibilidad), lo que también tranquiliza a los clientes en cuanto a la limpieza de las superficies. Así que ahí tienes la satisfacción del cliente y la mejora de la OEE.
Los robots también pueden utilizarse para trabajos de reparación que requieran un alto nivel de precisión. Sin embargo, esto no significa que las reparaciones vayan a ser automatizadas. Lo más probable es que sean similares a los robots utilizados en cirugías complejas, que son operados a distancia por profesionales altamente cualificados que observan desde la galería. Con el tiempo, gracias a la realidad virtual, es posible que los técnicos ni siquiera necesiten estar en la sala.
También es posible que las tareas empiecen a asignarse automáticamente. En el futuro, los softwares asignarán una tarea a alguien automáticamente, como hacen las aplicaciones para compartir coche o repartir comida. Esto será especialmente útil para asignar tareas a la gran mano de obra robótica.
Por último, casi todos los soft services relacionados con el confort pueden automatizarse en los edificios inteligentes (sobre todo en oficinas, hoteles y hospitales). Los sistemas basados en sensores pueden utilizarse para autorregular la climatización, las luces, la saturación del aire, instalar inodoros autolimpiables, etcétera. Incluso la limpieza, que hoy es sobre todo una tarea manual, puede automatizarse con robots que se activan en función de la ocupación de las habitaciones.
Nada de esto elimina la necesidad de contar con técnicos de mantenimiento y facility managers bien formados. No podemos limitarnos a construir más robots para mantenerlos bajo control, o entraríamos en un ciclo sin fin. Sin embargo, volver a formar a la mano de obra para que se ocupe de estas actividades y de mantener, de hecho, las propias infraestructuras digitales, se interpone en el camino de la transformación digital. Para mantenerse al día, los profesionales del FM necesitan aprender tan rápido como parece hacerlo la IA.
Quizás te preguntes si el FM y el mantenimiento se reducirán a mantener robots, gestionarlos y optimizar sus ajustes. Aunque gran parte del trabajo girará en torno a ello (especialmente para los técnicos), la inteligencia y la aportación humanas seguirán siendo indispensables.
Es un hecho de la vida -o más bien de la tecnología- que los fallos nunca desaparecerán por completo. El mantenimiento predictivo y basado en la condición hará que los equipos sean más fiables, pero los cerebros humanos tendrán que intervenir cuando se produzcan fallos. Además, ten en cuenta que, aunque la IA y la inteligencia amplificada son una ayuda preciosa, sus propuestas no tienen por qué ser obligatorias.
Ya en 1997, Deep Blue, un ordenador, derrotó por primera vez al campeón de ajedrez Gary Kasparov. Es cierto que la IA puede utilizarse para ejecutar distintos escenarios y predecir resultados basándose en datos, pero la vida real no es una partida de ajedrez. El mejor escenario desde un punto de vista económico no es necesariamente el más justo, o el más sabio, desde una perspectiva humana.
La comunicación, la empatía y la compasión no son variables programables. En última instancia, las decisiones las tomarán los humanos.
La automatización también puede impulsar la guerra por el talento. Los gestores necesitan personal altamente cualificado en sus equipos, algo que hoy en día escasea. Además, tendrán que buscar trabajadores automotivados y con la disciplina y la ética de trabajo que requiere el trabajo a distancia. Mantener el compromiso de los equipos descentralizados durante todo el proceso es otro reto que no se resuelve con algoritmos.
Ya sean compañeros de equipo o clientes, la gente busca una conexión. Y eso no se va a automatizar. Incluso en ámbitos en los que hay espacio para la automatización, como la hostelería y la restauración, está por ver cuánta gente prefiere hacer su pedido a un robot o sentarse en un restaurante sin personal humano.
Podemos suponer que, en un momento dado, la automatización de los servicios dependerá más de los cambios sociales y del comportamiento de los consumidores que de la propia tecnología. ¿La gran conclusión? Los robots pueden parecerse cada vez más a nosotros, pero nosotros no nos convertiremos en robots.
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